Nueva vida

Hace unos meses mi mama se mudó y me preguntó si quería la mesa y las sillas de su casa. A mi me dio mucha ternura porque era la mesa de toda mi vida. La mesa de las milanesas de los sábados y de las cenas de los 'grandes'. Es la mesa donde cosía mi abuela cuando venía a casa a terminar algún vestido para mi o para mi mamá, donde me pedía que le enhebre la aguja. También, esa mesa, está llena de risas entre hermanos, peleas de adolescentes y lágrimas. Muchas lágrimas. Es una mesa con un sabor agridulce. Cuando la miro y dependiendo del recuerdo en el que enfoque mi mente, es el sabor que me deja.
Como ninguno de mis hermanos la quería, le dije que si. Son esas cosas que no se pueden dejar ir. Por lo menos no mi generación. O por lo menos es lo que creo yo, se ve que mis hermanos la tienen más clara.
Al minuto de cortar el teléfono se me estrujo el corazón porque nosotros ya teníamos una mesa. Una mesa llena de nuestros recuerdos. Una mesa que mandamos a hacer, que refleja completamente nuestra manera de vivir. Nuestra mesa. La pobrecita tuvo que ir a parar afuera, como mesa de jardin. La agarró el invierno, las heladas y las lluvias de la primavera. Debo confesarles que las primeras gotas que la golpearon me arrancaron un llanto con ruido, se me partió el corazón. Finalmente la agarró el calor houstoniano y la secó. La secó tanto que la rajo en varias partes. Para ese entonces, mi corazón, ya estaba resignado asi que agarré la lijadora, o más bien el Chongo la agarró y la lijó. Cuando la estabamos por lustrar se me ocurrió que deberíamos marcarla. Darle un significado, al fin y al cabo no era una mesa cualquiera. Es la mesa que vio crecer a mis hijos. Así de sentimental soy. Si.

Con unas letras que compre en Michaels, pintura de Martha, cinta de pintor y una esponja.

Lo primero fue trazar unas lineas con una cinta finita (imitacion washi) a lo largo para que quedaran todas a la misma altura. Despues fui presentando las letras y pegándolas. Algunas solo las presente y dejé el espacio porque se repetían.

Despues con una esponjita de di con la pintura de Martha (es para todo uso, hasta para porcelana) tap tap tap.

Cormack Family est 1994!

y yo choca. Ahora será cuestión de darle una oportunidad a la otra mesa y sacarle ese lustre brilloso que tiene.